CARTELES
Últimamente me acuerdo mucho de un cartel que veía de niña cuando viajaba en metro. En mi recuerdo, no siempre fiable, veo una lámina adhesiva, con los bordes irregulares o despegados, como si llevara mucho tiempo agarrada a la pared interior del vagón y hubiera sufrido el ataque cotidiano de unos cuantos dedos desocupados. No sé precisar si contenía imágenes o dibujos, aunque supongo que sí. Lo que recuerdo con claridad es el contundente mensaje: «Antes de entrar, dejen salir». Esta fue una consigna que marcó mi niñez. Otros guardarán recuerdo de mensajes más elevados, de ética personal o tal vez de carácter religioso o patriótico, máximas destinadas a guiar sus pasos más allá del confortable territorio de los primeros años de vida. A mí intentaron, sin duda, imbuirme de algunos de ellos, y probablemente lo consiguieron, pero ninguno se ha quedado grabado en mi cerebro con viveza semejante. Las niñas nos lo decíamos cuando confluíamos en una entrada, en esas risueñas aglomeraciones