EL TIEMPO DETENIDO

El calendario astronómico señala que el día más largo de este año ha sido el 21 de junio, fecha en que la luz solar duró por estas latitudes 15 horas, 3 minutos y 46 segundos. Pero mi corazón no entiende de solsticios. Ni mi cansancio, ni mis ansias de libertad. Para mí, como supongo que para muchos otros de mi gremio, el día más largo de cada año es siempre el último del curso.

Este día de finales de junio se parece a aquel juego de los veranos de mi infancia consistente en colocarse en la cresta de la ola para dejarse llevar por ella hasta la orilla. Me recuerdo encaramada ahí en lo alto ―las olas de mi infancia son muy altas en mi recuerdo, o yo muy bajita―, en ese instante silencioso previo al desmoronamiento. La excitación y cierto miedo hacía que ese segundo se estirase de forma antinatural; el fotograma quedaba retenido, como dando lugar a una última oportunidad de arrepentirse. De pronto, la película cobraba movimiento, el delicado filo se quebraba y solo cabía caer de cabeza, o rodar en medio del fragor, tragando agua salada y espuma.

Hoy, 28 de junio de 2019, me siento en la cresta de una ola enorme, desde la cual diviso un amplio panorama de horas, minutos y segundos de total libertad, todavía sin estrenar. Aún no ha empezado a correr el segundero, no he gastado ni un instante de mis vacaciones y soy, por ello, la persona más rica del planeta. Soy poseedora de una ingente cantidad de momentos que serán empleados en leer, pasear a la orilla del mar, tumbarme bajo los árboles, mantener agradables conversaciones, estar con la gente a la que quiero, ver cuadros, acariciar a mis gatos, bailar, escribir, escribir, escribir. Soy millonaria, en efecto. No se me ocurre otra forma de riqueza que desee más que la de ser dueña del tiempo.

A partir de mañana, la ola inmóvil empezará a romper y me irá empujando poco a poco y sin remisión hacia la ―de momento― lejana orilla. Hasta que eso empiece a suceder, soy feliz disfrutando de este acorde sostenido, de este silencio previo al estrépito, de este tiempo detenido.

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