LIBROS QUE HABLAN DE LIBROS

Leí La historia interminable de Michael Ende cuando ya había alcanzado sobradamente la edad adulta. Iba a decir que fue una lástima, pero no estoy segura: de niña tenía mucha prisa por acceder a las lecturas de adultos, y de adolescente me lancé a la conquista de los clásicos en cuanto dispuse de las mínimas armas para entenderlos. Tal vez con veintitantos años estuviera en mejor disposición para apreciar el mundo fantástico, envolvente, seductor, en el que se sumerge Bastian Baltasar Bux, el pobre muchacho gordo que huyendo de la crueldad de sus compañeros entra en el ámbito mágico de una librería y encuentra el libro que siempre había buscado.

Todos llevamos dentro en un momento determinado a un Bastian Baltasar Bux. Quién no se ha sentido distinto, rechazado, tratado injustamente. Y cuando la vida se pone tan en contra, es una posibilidad abrir un libro con la esperanza de estar abriendo una puerta hacia una realidad mejor. A mí me ha funcionado muchas veces la fórmula: durante la lectura me he olvidado de mí misma y he conectado con un pensamiento ajeno que me ha servido de compañía y de bálsamo. Y, al cerrar el libro, he mirado alrededor con la sensación de regresar de un viaje muy largo, que me permite ver las cosas desde una perspectiva diferente.

Para los que amamos la lectura, los libros que hablan de libros tienen un atractivo muy especial. Es un juego de espejos fascinante, como el que se plantea en los cuadros que reflejan a un personaje en el proceso de crear otro cuadro. Se me ocurren ejemplos ilustres, además de la deliciosa novela de Michael Ende: el misterioso libro perdido de Aristóteles que causa la cadena de crímenes en El nombre de la rosa de Umberto Eco, o esa alucinada visión de un mundo en el que está proscrita la lectura que realiza Ray Bradbury en su emocionante Fahrenheit 451. Supongo que todos los que hemos leído esta última novela nos hemos imaginado en el pellejo de uno de los “hombres-libro” creados por el autor, esas personas maravillosas consagradas a aprender de memoria una obra para salvarla del olvido en una sociedad en que los libros son sistemáticamente condenados al fuego. Entre muchos otros temas de reflexión, Fahrenheit 451 lanza esta pregunta al lector: Y tú, ¿qué libro elegirías para que viviera en tu cerebro hasta el final de tus días?

En El sol de Breda, tercera novela de la serie protagonizada por el capitán Alatriste, Arturo Pérez-Reverte incluye una preciosa escena de amor a los libros. En el terrible escenario de una ciudad flamenca sitiada, el joven Íñigo Balboa, compañero de correrías del protagonista y narrador de la historia, es requerido para una misión urgente por un oficial para él desconocido. El muchacho obedece y le ayuda en su peligrosa tarea, que no es otra que entrar en una biblioteca en llamas para salvar de la destrucción el mayor número posible de libros. En medio de la violencia y el horror de la guerra, oficial y soldado trabajan codo con codo, arriesgando sus vidas para poner a salvo la cultura. En un hermoso guiño final, Pérez-Reverte hace que el oficial desconocido se presente, y el joven Íñigo descubre –y el lector con él- que ha estado colaborando con don Pedro Calderón de la Barca.

Toda esta reflexión sobre libros que hablan de libros me ha surgido tras leer Novela de ajedrez de Stefan Zweig, la más impresionante plasmación que conozco del poder redentor de la lectura. El protagonista, el enigmático señor B., cuenta cómo la Gestapo lo encierra en una habitación de hotel, donde es sometido a una terrible tortura psicológica que se prolonga durante meses: la soledad y el vacío absolutos. Cuando la monotonía y la falta de estímulos amenazan con terminar con su cordura, sucede algo extraordinario: los torturadores dejan por descuido un libro al alcance del prisionero. Un hecho que en otras circunstancias sería insignificante alcanza una increíble trascendencia, y el lector contiene la respiración durante las maniobras del protagonista de Zweig para hacerse con el libro sin ser descubierto. Y respira aliviado cuando al fin lo tiene en su poder. Porque está claro que se ha operado un cambio decisivo: el prisionero ya no está solo frente a su torturador; su cautiverio ha cambiado milagrosamente de signo. Ya tiene un compañero, una voz que le habla, un objetivo en el que centrar la actividad de su cerebro. El vacío en que lo habían sumido se ha poblado de ideas. El libro, la lectura, la comunicación entre humanos, la cultura, se erigen así como los más poderosos antídotos contra la barbarie.

Comentarios

  1. Leí La historia interminable de niña y otra vez ya mayor y la verdad es que me gustó más la segunda, supongo que a pesar de ser un libro juvenil, se aprecia más con los años. A mí tb me gustan los libros que hablan de libros, muy buenos los ejemplos que has puesto. Un abrazo

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  2. Me alegro de ver que tu experiencia, Carol, apoya mi impresión de que el libro de Ende se aprecia más con los años. Eso me consuela de cierta sensación de pérdida que tenía por no haber accedido a las aventuras de Bastian Baltasar Bux cuando era de la misma edad que este. El momento de la vida en que uno se enfrenta a una lectura es parte importante del impacto que esta nos puede llegar a causar.

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  3. Me encanta leer tu blog Bea. Tienes una forma de escribir que envuelve y seduce a la vez. En esta entrada de hoy me siento plenamente identificada. Mis sufrimientos durante la niñez y la adolescencia me llevaron a aferrarme a la lectura para escapar de mi realidad. Fue mi bálsamo. De hecho todavía lo es. Blogs como el tuyo son muy necesarios en los días que vivimos. A mi, leerte me hace reflexionar y me hace sentirme humana y viva. Siempre supe que eras la persona más sensible que he conocido en mi vida. Una de las cosas que más echo de menos desde estas tierras castellanas es tomarme un café contigo y con Luis Fer. Ahora, mientras veo que empieza a nevar, recuerdo que me decías que sólo cuando hace mucho frío o mucho calor, los humanos somos conscientes de que vivimos dentro la tierra y de que somos también parte de la naturaleza.
    Te felicito por el excelente trabajo que desarrollas con tus alumnos y por este maravilloso blog.

    Gracias por todo
    Espero no haber cometido muchos errores. Ya sabes que a los de matemáticas no se nos dan bien estas cosas

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  4. ¡Qué alegría! Siempre que veía encendida una lucecita roja en el contador de visitas sobre cierta ciudad de Castilla y León, quería creer que eras tú, leyéndome desde tu nueva vida. No sabes lo feliz que me hace este reencuentro. Es una de las mejores cosas que he sacado en limpio de este blog: los lazos con personas que ya no están en mi rutina diaria pero con las que puedo sentirme unida desde la distancia. Cuánto te echamos de menos nosotros también, en estas tierras donde nieva bastante menos que en la tuya... Un beso fuerte y, espero, hasta muy pronto.

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  5. si te interesa podes darte una vuelta por www.tuslibrosgratis.net donde vas a encontrar, según pude ver, un monton de libros gratis entre ellos Farenheit 451 y los de Reverte .... GRan blog el tuyo... lo agrego a favoritos.

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  6. Hablando de libros que hablan de libros, acabo de comprar un par de Alberto Manguel. El que ahora leo se llama "A history of reading" ...“Books may not change our suffering, books may not protect us from evil, books may not tell us what is good or what is beautiful, and they will certainly not shield us from the common fate of the grave. But books grant us myriad possibilities: the possibility of change, the possibility of illumination.”
    Lista para comprar Novelas de Ajedrez. Gracias nuevamente Beatriz por estar. Angélica.

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    Respuestas
    1. Gracias a ti, Angélica, por descubrirme autores que desconozco y por traer a este espacio sus hermosas palabras. Espero que Zweig y su "Novela de ajedrez" te impacte tanto como a mí. Y espero también que tengamos ocasión de comentar tus impresiones. Un abrazo y hasta pronto.

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